Cada dÃa es distinto. Las lágrimas son tan únicas y distintas como cada puesta de sol de esta primavera.
La mayorÃa de veces lloro despierto, algunas veces lloro soñando. Es que te encuentro en todas las partes de mi conciencia.
Estoy infinitamente agradecido del legado de amor que me dejaste. Por enseñarme a amar como hijo, como hermano, como hombre, y como padre. Tu amor, asà multifacético como es, lo encuentro en todos los rincones de mi realidad.
Gracias a ti, la naturaleza ha aprendido a diseñar corazones más grandes. Nuestras siguientes generaciones van a poder amar a grandes medidas - ese fue tu regalo para el mundo, papi.
Me faltan los minutos del dÃa para poder amar a tu espÃritu el tiempo que se merece, viejo.
Me has entregado la hermosÃsima responsabilidad de amar en cada minuto de mi vida - es la mejor manera que podré honrarte.